Con la misma ilusión y objetivos que el año pasado, afronté
el pasado 03.06 la primera de las dos grandes previstas para este año. EHME
2017. Exigente a la vez que divertida prueba.
Esta vez llego a Leitza solo, pero bastante más tranquilo
que el año pasado, sabiendo donde estaba y a qué me iba a enfrentar. Tras los
ya sistemáticos rituales de preparación me acerqué al corralito. Digo acercar
porque nadie realmente entró al mismo hasta que se dio el pistoletazo de
salida. Una tromba de agua descomunal a falta de 5 min para salir nos animó a
todos a quedarnos como sardinas en lata bajo los arkupes de la plaza.
Con puntualidad germana y como si se tratase de un descenso
de canoas salimos todos rio abajo en busca del desnivel. Digo rio porque el
agua que bajaba por las calles de Leitza nos llegaba literalmente hasta los
tobillos.
Siguiendo el modelo de otras pruebas enseguida me quedo
prácticamente el último del pelotón. No fue una decisión acertada. El mal
estado del terreno sumado a toda la gente que iba por delante ralentizaron en
exceso el paso por algunos tramos. Quería y podía tirar algo más pero no era
posible con tanto atasco. Con paciencia y por debajo de mi nivel de confort
fuimos limando los primeros y nublados km hasta llegar Gaintza, donde apenas se
podía percibir la base del respetable Irumugarrieta.
Siguiendo la estrategia que me marqué al inicio de carrera
de parar solo lo estrictamente necesario para llenar los depósitos, encaro el
exigente y dificultoso km vertical. Desde un principio no me encontré nada
cómodo, con un continuo “un paso para adelante y dos para atrás”. El barro y el
ya pisoteado terreno dificultaban mucho el ascenso. Tome caminos paralelos con
menos barro, pero lo que ganaba en la “no marcha atrás” lo perdía sorteando la empapada
maleza.
Tras hora y media de largo ascenso y bastantes puestos
perdidos llego a la cumbre para encarar sin mirar a atrás el no menos exigente
y dificultoso descenso. Este tramo es sin duda el que más me ha castigado en
las dos ediciones en las que he tomado parte. No tanto por su exigencia física
sino por el desgaste mental que supone el haber hecho apenas 5 km en dos horas.
Lo sabes de antemano, pero te cuesta aceptarlo, y más sabiendo que todavía
quedan 45 largos km por delante.
Aumentando poco a poco el ritmo y ya cogiendo la posición
que me permitía mantener un ritmo cómodo pero intenso para mi nivel llego a
Lekunberri. La idea era no parar, pero llegue con bastante desfallecimiento y
estaba convencido que 10-15 min de descanso y meter energía al cuerpo tranquilamente
me iban a dar la fuerza que necesitaba para terminar el trazado.
Y así fue. Sin mirar atrás y con muy buenas sensaciones,
inicio un trote continuo que solo abandonaría en los ya menos exigentes tramos
de desnivel que se iban cruzando por el camino. Km a Km y bastante antes de lo
que podía pensar al inicio llegue al cartel de Km 55, donde me esperaba un
nuevo desfallecimiento. Esta vez lo pillo con más tiempo y le doy la vuelta
rápido. Iba con un ritmo un poco por encima de mi punto, pero no considero que
este fuera el motivo principal del bajón. No tengo claro que pasó, así que dejo
el caso en manos del comité de expertos KKT J.
El caso es que apenas perdí tiempo y esto es lo importante.
Con la niebla que nos acompañó a lo largo de toda la carrera
y una fina lluvia llego al cartel de Km65, donde corroboré que el planteamiento
de carrera de menos a más realizado fue el correcto.
Sobrepasando a bastantes corredores y con todavía fuerzas en
las piernas, piso el asfalto de Leitza, donde la satisfacción por lo realizado
no cabe en las pobladas y animadas calles que te llevan a la meta. Paseo de
gloria y bandera de cuadros 11h 15’ después de la desapacible salida de la
mañana. Cuarta para el carné y nuevamente ganador de mi carrera.
Carrera de menos a más, como a mí me gusta. Objetivos
cumplidos y balance positivo para el nivel de cansancio arrastrado y la cantidad
y calidad de entrenos que mi escaso tiempo libre me ha permitido realizar. Buenas
sensaciones en general, pero como siempre queda mucho que aprender.
Un reconocimiento especial a la organización por la atención
y cuidado exquisito del corredor, y la calidad en el marcado del recorrido. Un
indicador objetivo de esto último es que pese a la apenas visibilidad que había
en gran parte del recorrido y por primera vez en 4 ultras no me perdí J! Se nota el nivel y más cuando el tiempo es
desfavorable. Zorionak benetan denoi.
Próxima estación: G2H. A por ello!
Gora KKT.