EHME 2016

04-06-16, EHME, fecha y cita elegida por dos novatos para estrenarse en esto de los ultra trail. Mejor dicho, por un alumno aventajado y otro del montón. La experiencia de este segundo es la que se resume en las siguientes líneas.

05.15 h, Comienza el día “d”. Quedada en Eibar con mi compañero de debut, viaje hasta Leitza, recogida de dorsales, café de rigor y paseíto por el pueblo para soltar nervios antes de ponernos el traje de faena.

07.30 h, mostrar la gorra o buff obligatorio en el callejón de seguridad y salto al corralito a esperar la salida. Nervios normales de alguien que se enfrenta por primera vez a algo desconocido, y más viendo pasar a auténticos “miuras” en esto de los trail. Yo no conozco a casi nadie, pero mis compañeros de espera me pusieron al día de quien era quien.

08.00h y tras el Aurrezku de honor, salida en manada y muy rápida por las calles de Leitza. No pasó ni 1 Km y ya me encontraba en el pelotoncillo de los cabestros escoba. Lo esperado. Mi objetivo era otro.

Fiel a los consejos recibidos por los que saben de esto y a la estrategia que marqué en mi mente, me puse en modo disfrute, no pasando nunca de 140 ppm y dejando pasar los Km. Me costaba mantener este ritmo  ya que tenía fuerzas para más, pero no podía arriesgar.

Km 9,6. Pagozelai. Primer avituallamiento. Llenada de botellines, primera barrita y algunos frutos secos para el buche. La humedad era muy alta y la pérdida de líquido importante.

Km 18,2. Gaintza. Avituallamiento completo. Bien de líquido, frutos secos y fruta para enfrentarme por primera vez a un Km vertical. El respeto al desnivel, la humedad, la distancia que nos quedaba todavía por recorrer, y mi desconocimiento del tema no me cupo ninguna duda que había que tomarse la subida con mucha calma. Y así lo hice. En fila india, con decenas de corredores que sabían perfectamente lo que tenían entre manos, respetando los tiempos que la gente necesitaba para pasar ciertos tramos, sin adelantamientos y con un gran respeto al trazado y al resto de corredores, fuimos arañando los metros de desnivel. Primera gran lección. El cuerpo me permitía ir algo más rápido, pero tanta gente no podía estar equivocada y decidí sin ninguna duda seguir en fila hasta la cumbre. 1h 31 min después primer gran objetivo del día superado y carné de Km vertical al bolsillo J.

Con sensaciones muy buenas pero con el lógico desgaste tras un ascenso de estas características, fueron pasando los Km, sin otro objetivo que el de llegar al siguiente cartel que cada 5 Km nos recordaban la distancia recorrida.

Km 45. Lekunberri. Me habían llegado varios comentarios de lo crítico del lugar. Mucho cansancio acumulado, familiares a pie de pista con el coche aparcado, y 22 Km por delante que hacen pensarse mucho el continuar. Comentarios con mucho sentido y lógicos, y más teniendo en cuenta que era la hora de comer y hacía un resolillo muy agradable. Pero afortunadamente a mí el lugar me generó el efecto contrario.

Tras un plato de pasta que me sentó de maravilla, una coca cola y quitarme las piedrecillas de las zapatas, me encontré con fuerzas y ganas más que suficientes para seguir adelante. Es más, en los primeros metros tras el parón me empecé a creer que podía terminar.

Y así fue. Con el cansancio lógico de piernas pero con la mente convencida de que era posible terminar, conseguí superar la última cumbre oficial y los “n” repechos no oficiales (esos que por circunstancias inexplicables de la naturaleza aparecen justo cuando pasas tú y que poco antes te habían asegurado los de la organización que ya todo era cuesta abajo J) conseguí llegar al cartel de Km 64 y último avituallamiento, este ya a lo grande, con cerveza para todo el que lo deseara. Yo fue en el único que no paré, pero si hubo gente que se tomó de un trago los 33 cl de las “sanmi” que ofrecían J. Aquí ya no había marcha atrás, cruzar la línea de meta era una realidad.

20.30 h llegada a Leitza y primeros sones del speaker y gente animando que llega a mis oídos y que te ponen la carne de gallina. Con un subidón máximo y una satisfacción personal inenarrable. (los que saben de esto seguro que me entienden a lo que me refiero) cruzo la meta con el reloj a 12 h 34 min como primer testigo. Triple objetivo cumplido. Disfrutar, no hacerme daño y terminar con sensaciones muy aceptables, buen indicador de cara a la preparación de nuestro siguiente reto, la G2 (el denominado trazado “corto” de 88 Km y 6000 de desnivel positivo que acompaña a la prueba reina de las ehunmilak). Si la EHME me imprime gran respeto, no os quiero contar el perfil de sierra de este trazado “corto”.

Metros antes de la meta me estaba esperando mi compañero de bautismo (el alumno aventajado mencionado al principio), ya vestido, cenado y con un semblante de felicidad que no era precisamente por efecto de las cervezas que ya se había tomado. No era para menos, gran carrera y gran debut el suyo. Zorionak Jesus!!

Quiero dedicar esta carrera a todos los KKT-eros por haberme permitido entrar en un grupo lleno de sabiduría y experiencia, y en especial a aquellos con los que tengo la gran suerte de compartir cartel en los entrenos de los fines de semana. Sin su generosidad y actitud de compartir sus salidas, su conocimiento, esperarme pacientemente en las cumbres siempre con una sonrisa, y sus siempre sabios consejos, estoy convencido de que no hubiera sido posible haber podido terminar una prueba de este tipo. Mila ezker denori.

P/D. David, nos vemos en la G2. Keep on working. Never give up! J. Eutsi eta animo.

Borja